Los beneficios para un país, y para la implementación de su política exterior, de tener un servicio diplomático de carrera son tan claros que insistir en ellos parecería innecesario. Sin embargo, en muchos países, sobre todo (aunque no exclusivamente), latinoamericanos, los cargos en el exterior se reparten según intereses políticos internos y apetitos burocráticos. Para nuestros países entonces, insistir en lo esencial, como ya es costumbre, es fundamental.
Así pues, estos son 5 beneficios que la seriedad a la hora de nombrar el servicio diplomático puede traer a la política exterior de un gobierno:
Experiencia. Es imposible comparar la labor que puede ejercer en el servicio un hombre que recién es nombrado para ello a uno que lleva años haciendo un trabajo de este tipo. Aunque en algunos casos pueda desestimarse, en el servicio diplomático la experiencia es un activo esencial.
Técnica. Los estudios también pueden determinar lo conveniente de nombrar o no a un embajador. Empezando por que hable el idioma del país al que es designado, un requisito tan simple y que muchos no llegan a cumplir, pero también la importancia de una educación afín al trabajo que desempeñará, e incluso el valor agregado de que tenga conocimientos sobre la cultura con la que se relacionará.
Contactos. Una persona que se haya desempeñado por varios años en el mundo de la diplomacia (aunque no exclusivamente) carga con una larga lista de contactos, que dado el caso, puede poner al servicio del gobierno al que representa. Algo tan simple como tener el teléfono correcto en el momento adecuado puede ahorrarle muchos dolores de cabeza a un país.
Continuidad. Que los diplomáticos puedan ejercer su labor por varios años en el servicio (cosa que los nombramientos burocráticos impiden) puede lograr que su trabajo traspase las coyunturas y exceda los por demás aspectos notariales de una embajada. La implementación de una política exterior seria y coherente, y de que esta sea una política de estado, depende del tiempo que los funcionarios pueden permanecer en sus cargos.
Mensaje. Finalmente, un servicio diplomático que es nombrado con seriedad también envía un importante mensaje a los países con los que se tiene relaciones. El hecho de que los embajadores nombrados cumplan con las características señaladas antes, y que su designación no sea un pago por apoyos internos, le dice al país para donde va que la relación es importante y por eso se maneja con toda la seriedad del caso.
¿Qué otro beneficio puede traer un servicio diplomático de carrera a un país? ¿Cómo ve al servicio diplomático en Colombia? Cuénteme lo que piensa, comente.
En algún comentario anterior, argumenté sobre las dificultades por las que muchas veces atravezaba Colombia por no contar con una carrera diplomática formal, ajena al discurrir político, y que verdaderamente aporte al bienestar del país. Es lamentable que algunos países, latinoamericanos particularmente, utilicen el servicio diplomático para pagar favores a políticos que han servido al gobierno y que se retiran de su cargo en el país.
Es verdad, un servicio serio es fundamental a la hora de implementar la política exterior de un país. Sin eso, se da paso a la improvisación y a que se dejen de lado los beneficios que planteo en mi artículo, además de muchos otros. En cierta forma, es una lastima que los gobiernos no comprendan que las dificultades que estas practicas les producen (sin contar de las oportunidades que dejan escapar) no se compensan por el beneficio inmeadiato e interno de nombrar los cargos para saciar apetitos burocráticos.
Gracias por seguir leyendo y comentando.
Un saludo